Aumentan las vallas publicitarias en la ciudad

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Las vallas digitales de publicidad exterior se han convertido en parte del paisaje urbano de Santo Domingo, generando su proliferación opiniones encontradas: para algunos ciudadanos, estos carteles son sinónimo de una metrópoli en desarrollo; y para otros, contaminación visual y distracción para los conductores.

En la capital dominicana, la cantidad de letreros fijos y de movimientos es elevada en proporción al tamaño de la ciudad, de 91.56 kilómetros cuadrados. En la zona más céntrica es donde hay mayor concentración, principalmente digitales.   

Hay pantallas colocadas en puentes peatonales y aceras, sobre edificios, en solares privados y en zonas residenciales. Su contenido se limita a mensajes que no alteren “las buenas costumbres”, aunque también hay empresas que no colocan publicidad de alcohol y tabaco cerca de escuelas y colegios, y en tiempos de elecciones, próximo a instituciones del Estado.

Las autoridades tienen registradas 24 empresas en la capital que colocan vallas, pero solo 10 son las más activas: Colorin, Singmaster/Sarmiento, Cartel, JCDecaux, Rental Visión, Billboard, Futurad, Mira y Captiva.

La colocación de los letreros, en su mayoría, no responde a un estudio municipal, sino al interés particular de cada compañía de que sus anunciantes se vean en los lugares de mayor flujo de personas.

La resolución 46-99 regula la propaganda en el Distrito Nacional y contempla requisitos como los lugares donde está permitido colocar los contenidos de la publicidad y la seguridad. El artículo 10 establece que “no serán permitidos aquellos soportes y emplazamiento publicitarios que produzcan deslumbramientos, fatiga, molestias o confusiones visuales o que induzcan a confusión con señales de tránsito por los colores y señales luminosas”. 

Al ayuntamiento le compete otorgar el permiso de uso de suelo en los lugares públicos y cobra los arbitrios competentes. Por vallas digitales, cobra 200,000 pesos de licencia cada cinco años; por un tubular y monopostes 100,000 pesos también cada cinco años y vallas de cerramiento 25,000 pesos cada dos años.

Aparte, se exige el pago de una póliza, por si ocurre algún accidente de cualquier naturaleza que afecte a los ciudadanos y a sus propiedades, pero no todas las empresas publicitarias cumplen con ese requisito.

Contaminación visual y distracciones

El auge de las vallas en el Distrito Nacional es un tema que genera debate. Aunque pueden denotar que es una metrópoli económicamente activa, se puede asociar con perturbación e inseguridad, principalmente para los conductores, cuyos contenidos en videos deslumbran por sus movimientos y coloridas luces.

En el Distrito Nacional no hay registro de la cantidad de accidentes atribuidos a las vallas colocadas. Sin embargo, en México, estas herramientas publicitarias son las causantes del 44 % de los accidentes urbanos, según reportes de las autoridades de salud de ese país que alertan sobre el costo que significan los accidentes para el Estado y las dificultades para las víctimas, familiares y terceros.

En ciudades como Nueva York, Las Vegas, Tokio y Hong Kong hay zonas dedicadas a la colocación de letreros luminosos como parte de sus atractivos, pero parten de estudios que toman en cuenta la salud visual y la seguridad de las personas.

Contaminación visual y desarrollo

Waldys Taveras, municipalista y regidor durante varios períodos en la Alcaldía del Distrito Nacional, considera importante tomar en cuenta cuándo una valla es contaminación visual y cuándo no. Destaca que la mayoría está colocada en intersecciones de semáforos que obligan a los conductores a detenerse.

Hay vallas que, además de aportar colorido a la ciudad, contribuyen a la seguridad por la iluminación que emanan en lugares de escasa visibilidad nocturna. 

“Tú tienes una estructura que se ve dentro del área de lo que es la modernidad, pero también encuentras estructuras abandonadas que lo que hacen es que contaminan. Sin embargo, esas pantallas están en todas las metrópolis modernas del mundo. Si usted se distrae es porque es un conductor irresponsable”, dice Taveras.

No obstante, para el urbanista Erick Dorrejo,  las vallas generan un elemento de distorsión que desconcentra a los conductores porque requieren de mayor atención, principalmente las digitales.

“Ya estamos en una época digital donde este, quizás, no es el mejor medio de llegar para que las personas se informen; ahora es a través de las redes, los medios digitales, esa es la vía donde la gente puede obtener la información en un momento en tiempo real”, dice.

Entiende que las vallas necesitan ser reguladas para que se autorice su ubicación en lugares que no contaminen, y controlar la cantidad, como ocurre en otras ciudades donde están ubicadas fuera de las zonas urbanas, en las grandes autopistas, y con regulación de distancia.

“Cuando tú ves a nivel internacional las grandes autopistas, tienen toda una franja de arborización, y en algunos lugares, entonces, hacen una especie de hueco donde introducen una valla. Pero, ¿qué es lo que predomina? Predomina el verde; en este caso predomina la arborización”, indica.

Empresas publicitarias callan

Diario Libre intentó dialogar con algunas de 24 empresas publicitarias con incidencia en el Distrito Nacional que colocan vallas de todo tipo para dialogar en torno a su funcionamiento, el uso de tecnología, costos de construcción y de publicidad, pero ninguna respondió a pesar de haber solicitado requisitos que fueron atendidos por este medio.

Expertos en el tema sugieren más claridad y compromiso entre las alcaldías y las empresas publicitarias, sobre todo, plantean que se haga un estudio previo a autorizar la licencia mediante el cual se determine la pertinencia o no de ese tipo de publicidad en la ciudad. Además sugieren más regulaciones en el ámbito de las recaudaciones municipales por esa vía.