El peaje de la avenida Ecológica ya está en la fase de terminación y, de acuerdo con el viceministro de Supervisión y Fiscalización del Ministerio de Obras Públicas, Roberto Herrera, en un mes el tramo será inaugurado por el presidente Luis Abinader.

La infraestructura del paso para vehículos ya está colocada, pero falta el sistema automatizado de señalización y las casetas, mientras se trabaja en el techado. Las oficinas administrativas están en la fase de colocación de ventanas, para luego proceder con el equipamiento.

Herrera prevé que en unos 20 o 30 días la obra estará concluida y se pondrá en operación de inmediato. “Ya prácticamente está listo, pronto se podrá circular por ahí. Estamos a la espera de que el peaje, que está en la fase de terminación, concluya para que el señor presidente pueda darle apertura. Es decir, vamos bien”.

El tramo comprendido desde la Autopista Juan Pablo II hasta la carretera de Samaná está totalmente asfaltado y se trabaja en la colocación de vigas del puente elevado sobre la avenida Panamericana, que ha sido rehabilitada y reforzada para su uso inmediato, mientras se terminan las expropiaciones de los menos de dos kilómetros que faltan para la conexión final con el Puerto Caucedo.

Esta vía, de 10.5 kilómetros y dos carriles, unirá la Ciudad Juan Bosch con el Puerto Caucedo y es uno de los proyectos más esperados, ya que será el complemento de la Circunvalación de Santo Domingo, que se inicia en Haina, San Cristóbal, y concluye en Caucedo.

Los desalojados

Desde la Villa Panamericana, próximo al Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA), hasta la Autopista Las Américas, quedan por intervenir alrededor de dos kilómetros y las autoridades están en la fase de expropiación de terrenos.

Aún quedan aproximadamente 25 viviendas por desalojar. Algunas propiedades ya fueron pagadas, pero otras aún están pendientes de negociación, principalmente en el barrio Sinaí, que es la parte inmediata por donde debe continuar la avenida.

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Los residentes de la zona piden que las autoridades terminen de desalojarlos para poder mudarse a otros lugares. Tal es el caso de María Altagracia Medina, propietaria de una de las viviendas, quien asegura que no se ha llegado a un acuerdo formal con ella, sino solo de palabra.

Ella menciona que la mayoría de sus vecinos ya se ha ido, y que se siente aislada, con el temor de ser víctima de un atraco en su propia casa. Informa que el lugar está muy oscuro por las noches, ya que no hay lámparas en las calles.

La señora asegura que tiene casi 40 años residiendo en la zona y que no se opone al desalojo, pero reclama un pago justo por su propiedad. “Quiero que me desalojen ya porque estoy sola aquí, esto es un peligro, los delincuentes hacen de las suyas”, dijo.

Por su parte, Altagracia Peña, otra afectada, indicó que siguen esperando el pago de su casa para poder irse a otro lugar.

Alberto Espinal fue uno de los desalojados, pero ya le pagaron por su propiedad, aunque afirma que no fue lo justo. Narró que con lo poco que le dieron está construyendo una casita más pequeña que la que tenía, porque el dinero que le ofrecieron por su casa “fue mínimo”.

Sarelis Espinal indicó que ya no tienen baños, porque al tumbar las casitas aledañas se destruyó el sistema sanitario. Mencionó que lleva más de cuatro años esperando y que el ingeniero Espinal, encargado del proyecto, ya no los escucha.

Sostuvo que el desalojo se ha hecho de manera desorganizada, ya que destruyen casas de forma salteada, dejando viviendas en medio. “Este ha sido un desalojo caótico; comienzan en un lugar, pagan en otro y dejan casas en el medio. Quedan como 12 casas por pagar, no tenemos agua, ya no tenemos baños”, dijo.

Petronila Holguín es otra moradora del barrio Sinaí que está en espera del avalúo de su vivienda. Informa que cuando acude a las oficinas del proyecto, le dicen que están revisando. “Que no me dejen en la calle, porque yo solo tengo eso”, afirmó.