Día de la Altagracia: Fervor altagraciano desborda Santiago

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Santiago de los Caballeros recibió a cientos de devotos este martes 21 de enero en la iglesia La Altagracia, donde se celebró la eucaristía en honor a la Virgen de la Altagracia

La misa fue oficiada por el arzobispo metropolitano de Santiago y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, monseñor Héctor Rafael Rodríguez.

Desde tempranas horas, los fieles acudieron al templo para participar en la celebración religiosa. Debido a la cantidad de asistentes, muchas personas siguieron la ceremonia desde los alrededores, donde se instalaron bocinas para la transmisión del oficio religioso.

Mensaje de Monseñor Rodríguez: Clamor por la paz y la justicia

Durante la misa, monseñor Rodríguez hizo un llamado a la reflexión sobre los desafíos que enfrenta la sociedad y exhortó a los fieles a elevar plegarias a la virgen María.

“Elevemos plegarias a la virgen María para que cesen los problemas de nuestra sociedad como la guerra, la pobreza. Tantas personas en el mundo que mueren de hambre, la violencia, la falta de oportunidades”, expresó el prelado.

Abogó por la implementación de políticas medioambientales responsables y exhortó a los ciudadanos a contribuir a la paz desde su interior.  

“La paz no nace en una institución, nace en el corazón de cada uno de nosotros. Ante ese problema de la inseguridad, que la creamos nosotros, imploremos la paz, pidamos a la Virgen”, dijo Rodríguez.

El arzobispo se refirió a la importancia del respeto a los derechos humanos y la necesidad de implementar acciones eficaces para enfrentar la inseguridad ciudadana, el caos en el transporte y la inseguridad vial. “Estos problemas descontrolan el ambiente humano interno y también el ambiente social”, dijo.

También dirigió un mensaje a las autoridades, instándolas a reforzar la lucha contra los feminicidios y la corrupción.  “Iluminemos a las autoridades correspondientes para que continúen implementando acciones eficaces para enfrentar los feminicidios, que es lo más horrible, lo más horrendo que se ve en este capítulo de la violencia intrafamiliar”, expresó.

Con respecto a la transparencia gubernamental, el prelado pidió a la Virgen que guíe a la sociedad hacia la honestidad y la verdad. “Pidamos que le rindamos honor a la tan sonada transparencia gubernamental, a la lucha contra la corrupción y la impunidad”, manifestó.

Preocupación por el medioambiente y la minería

Monseñor Rodríguez también abordó la crisis medioambiental y pidió que las decisiones del gobierno favorezcan tanto a la población como al país en sus acuerdos con compañías extranjeras.

“Nosotros los seres humanos perdonamos a veces, pero la naturaleza no perdona nunca”, advirtió, al referirse a los conflictos sociales por temas medioambientales por la minería en Pueblo Viejo, Cotuí y en las lomas del Pomier, en San Cristóbal.

Señaló que en Cotuí se están generando conflictos sociales y familiares debido al desplazamiento forzado de comunidades. Mencionó que el obispo de la Diócesis de La Vega, Tomás Morel, ha estado mediando en la situación.

Asimismo, denunció que la explotación minera en el Pomier afecta un santuario natural y una zona protegida, lo que refleja “la complejidad de equilibrar el desarrollo económico, la protección del medioambiente, los derechos humanos y los intereses de quienes están explotando las minas”, sostuvo. 

Autoridades presentes en el acto

Participaron en la ceremonia religiosa el senador Daniel Rivera y otros funcionarios gubernamentales. 

En los alrededores del templo, comerciantes ofrecieron alimentos y artículos religiosos a los visitantes, una práctica habitual en estas festividades.

La devoción a la Virgen de la Altagracia

Según fuentes históricas, la veneración a Nuestra Señora de la Altagracia en República Dominicana data del siglo XVI. 

La imagen fue llevada a la parroquia de la Villa de Higüey el 12 de mayo de 1502, por orden del entonces obispo de Santo Domingo.

Con el tiempo, la devoción creció y en 1691 se construyó el primer santuario en su honor.

En 1922, el Papa Pío XI la proclamó Patrona de la República Dominicana, y en 1971 se inauguró la Basílica de Higüey, donde cada año miles de peregrinos acuden en su festividad.