En Villa Francisca, un hombre al que llaman “Mocho” se levanta cada mañana para recolectar y vender agua. Se llama Julio César Pérez y hace nueve años perdió una pierna. Sin embargo, a pesar de las dificultades, sigue ejerciendo un trabajo físico. Haga frío o calor, Mocho se levanta cada mañana, se coloca su pierna postiza y sale a trabajar.

Con la ayuda de un carrito improvisado con tres ruedas metálicas, arrastra un tanque de agua azul, que previamente llena de agua de uno de los depósitos de agua de la calle. Va sin camiseta y la gente que lo ve le da ánimos y le saluda. Como si de un vendedor de aguacates se tratara, camina por la calle con su carretilla vendiendo agua. 

“A veces me saco 700, hay días buenos y días malos”, explica a Diario Libre. 

Mocho vive en una casa humilde, fruto del trabajo de toda una vida. Por el alquiler paga 1,000 pesos al mes. Su vivienda consiste en una pequeña entrada, una habitación también pequeña y una cocina a la que se accede a través de una pared que se cae a pedazos. Allí, en su salón, tiene una foto de su familia y un televisor.

“A mí todo el mundo me abandonó, menos Dios“, dice Mocho. Manifiesta que le ayudaría tener una ayuda del gobierno.