Seis mujeres figuran entre acusados en Operación Búfalo NK

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Seis mujeres están vinculadas a la presunta organización criminal desmantelada durante la Operación Búfalo NK en República Dominicana. Se alega que cinco de ellas actuaban como testaferros de los supuestos miembros de la red de narcotráfico internacional, mientras que otra se encargaba de las operaciones de lavado de activos.

Estas mujeres fueron identificadas como Zoila Ynoa González, Quesia Natali Ynoa Román, Germania Natali Román, Kenia Apolonio Jiménez y Maritza Flete Santana. Según una fuente de Diario Libre, todas ellas formaban parte del «equipo» del acusado cabecilla Rafael Ynoa Santana.

Por su parte, Maritza Rotestan Clase está acusada de participar en el lavado de activos provenientes del narcotráfico, en un equipo que, supuestamente, era liderado por Isidro Rotestan Clase.

Además de ellas, otros individuos fueron detenidos el miércoles 18 de septiembre, durante allanamientos simultáneos en las provincias Santo Domingo, Puerto Plata, María Trinidad Sánchez, La Romana y Samaná.

Las autoridades dominicanas informaron que Rafael Ynoa Santana utilizaba varias identidades y pasaportes tanto del país como de otras nacionalidades. Asimismo, se reveló que mantenía vínculos con el colombiano Juan Carlos López, alias «el Sobrino», líder de una organización criminal con operaciones en Colombia y México.

«El Sobrino» fue arrestado el 27 de junio de 2022 en Colombia, como parte de la Operación Troya.

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Los integrantes de la red desmantelada bajo la Operación Búfalo NK se encargaban de recibir grandes cargamentos de drogas en República Dominicana y Puerto Rico. Tras coordinar la logística, la droga era enviada a Estados Unidos y Europa, según afirmó la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y el Ministerio Público.

Alegan que esta red transportaba los grandes alijos desde países sudamericanos como Colombia y Venezuela a través de lanchas rápidas y barcos pesqueros. Una vez las drogas ingresaban a territorio dominicano y puertorriqueño, los integrantes lograban triplicar su valor, generando ganancias ilícitas «exorbitantes» para los miembros de la supuesta organización.